La
clasificación de las hojas.
La
hoja
(del latín fŏlĭum,
ĭi)
es el órgano
vegetativo y generalmente aplanado de las plantas
vasculares, especializado principalmente para realizar la
fotosíntesis.
La morfología
y la anatomía
de los tallos y de
las hojas están estrechamente relacionadas y, en conjunto, ambos
órganos
constituyen el vástago
de la planta. Las
hojas típicas —también llamadas nomófilos—
no son las únicas que se desarrollan durante el ciclo
de vida de una planta. Desde la germinación
se suceden distintos tipos de hojas —cotiledones,
hojas primordiales, prófilos,
brácteas y
antófilos en
las flores— con
formas y funciones muy diferentes entre sí. Un nomófilo consta
usualmente de una lámina
aplanada, de un corto tallito —el pecíolo—
que une la lámina al tallo y, en su base, de un par de apéndices
similares a hojas —las estípulas—.
La presencia o ausencia de estos elementos y la extrema diversidad de
formas de cada uno de ellos ha generado un rico vocabulario para
categorizar la multiplidad de tipos de hojas que presentan las
plantas
vasculares y cuya descripción se denomina morfología
foliar.1En
las pteridófitas
más primitivas las «hojas» son reducidas, no presentan haces
vasculares y se denominan microfilos.
Las «hojas» vascularizadas, los megafilos
o frondes,
son características de las pteridófitas modernas, son más
desarrolladas y poseen haces vasculares.2
Muchas gimnospermas
presentan un tipo de hoja sumamente característica, la hoja
acicular, cuya lámina es una aguja verde, recorrida por una sola
vena y terminada en una punta aguda.3
La mayoría de las monocotiledóneas
tienen hojas con un aspecto característico. Son generalmente
enteras, con venación paralela, y la vaina está siempre bien
desarrollada.4
Las dicotiledóneas
usualmente presentan hojas con limbo foliar, pueden ser pecioladas o
sésiles y la base foliar puede ser estipulada o no. En este grupo de
plantas puede haber hojas simples o compuestas. En el primer caso la
hoja puede ser entera, hendida o lobada, partida o sectada. En el
caso de presentar hoja
compuesta, la lámina foliar está dividida en varias subunidades
llamadas folíolos,
los que se hallan articuladas sobre el raquis de la hoja o sobre las
divisiones del mismo. Cuando hay más de tres folíolos y según la
disposición que adopten los mismos, la hoja puede ser pinnada cuando
las subunidades o pinnas se hallan dispuestas a lo largo de un eje o
raquis. Cuando las subunidades o folíolos se encuentran insertos en
el extremo del raquis las hojas se llaman palmaticompuestas.5
Las hojas pueden experimentar
modificaciones pronunciadas en su estructura, que pueden ser
consideradas en la mayoría de los casos, como adaptaciones
al medio
ambiente, o bien, la consecuencia de una especialización
funcional diferente a la función típica de este órgano. Entre
éstas se encuentran las hojas reservantes —los catáfilos—,
las hojas especializadas como órganos de sostén y fijación —los
zarcillos— y
las hojas que desarrollan funciones de defensa —las espinas
foliares—.La senescencia foliar es una serie de eventos ordenados y cuidadosamente controlados que permiten a las plantas prepararse para un período de reposo y extraer sistemáticamente los valiosos recursos de las hojas antes que estas mueran.6 En las plantas anuales algunas de las hojas mueren precozmente si bien la mayor parte de las hojas mueren al mismo tiempo que el resto de los órganos. En los árboles, arbustos y plantas herbáceas perennes, en cambio, la defoliación es un fenómeno periódico, muy complejo, que se produce, en la mayoría de las especies por un mecanismo de abscisión.7 Las hojas de muchas especies muestran un color rojo bien diferenciado durante el otoño, durante éste período los flavonoles incoloros se convierten en antocianinas rojas cuando la clorofila de sus hojas se degrada.8
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